Mujer con los brazos cruzados sonriendo

Al principio creía que solo tenía un problema, pero me equivocaba, eran muchos. Y darme cuenta de ello, me ayudó a poder trabajar junto con Alejandra. Esencialmente no era capaz de tomar una decisión crucial en mi vida y eso me impedía ser feliz, además de provocarme claramente mucha ansiedad en mi día a día.

Sentía que vivía por vivir, me acostumbré a que los problemas estuvieran conmigo todo el tiempo y a no tomar acción para solucionarlos. No era capaz de manejar mi ansiedad, y creía que estar triste y ser una persona solitaria era parte de mi personalidad. Ahora con perspectiva tengo la sensación de que no me conocía en absoluto.

Voy a decir lo que me dijeron las personas de mi alrededor respecto a mi evolución: “He visto el cambio más heavy en una persona de mi vida”, y estoy completamente de acuerdo. Aprendí inconscientemente a gestionar muchas cosas de mi día a día, a tomar decisiones, controlar pensamientos y lo más importante: identificar la ansiedad y calmarla antes de que creciera más de la cuenta. Ahora me siento bien, sigo teniendo problemas, pero firmemente puedo decir que mi perspectiva hacia ellos es completamente diferente. La ansiedad también sigue y sé que nunca desaparecerá porque es parte de nosotros, pero la forma en la que gestiono lo que pasa en mi día a día es diferente.

Noto en cada momento ese cambio, de hecho, cuando me pasa algo y lo gestiono completamente diferente a como lo hacía antes, pienso como me habría afectado si no tuviera ciertas herramientas que ahora tengo. Hay cosas que se escapan, obviamente, pero entender que no todo está en nuestro poder también es la clave. En general siento que soy más feliz gracias a la terapia. Aprendes y mejoras lo que ya tienes. Fue una increíble experiencia y no lo cambio por nada, y si tengo que volver, no pasa nada. Jamás podré agradecer lo suficiente a Alejandra cuanto me ayudó.

Scroll al inicio